¿Cómo ayudar a nuestros padres ancianos?

“Cuando mis padres envejezcan”, obra de Annie y Claude Beauducel, trata el tema delicado del acompañamiento de los padres cuando ya son ancianos, apoyándose en la experiencia personal de los autores, en testimonios contundentes y en la Palabra de Dios.

Llega un momento en que nos vemos impotentes o desvalidos ante el envejecimiento de nuestros padres, y quizás indecisos o incapacitados en cuanto a las medidas más apropiadas para su bienestar. Esta pequeña guía práctica y espiritual tiene el propósito de ayudar a esta generación a atravesar este delicado periodo, orientarla en el discernimiento de la mejor decisión según cada situación particular.
Una pareja de autores motivados por una gran fe cristiana y por la generosidad
El desasosiego ligado al envejecimiento de los padres
De la necesidad de discernir
“Los ancianos siguen siendo personas”
De la necesidad de perdonar
Una invitación a abandonarse en las manos del Señor

Annie y Claude Beauducel son miembros de la Comunidad de Emmanuel desde 1977 y a menudo han sido invitados a ofrecer su testimonio sobre el acompañamiento y cuidado de sus padres en su ancianidad.
Destacan los 13 años en los que han acogido en su propia casa a la madre de Claude Beauducel, una “convivencia a veces difícil que nos ha dado la ocasión de reflexionar sobre las relaciones intergeneracionales en el seno de nuestras familias”, escriben los autores.
Este libro alude desde el principio a la angustia relacionada con el envejecimiento de los padres. Los hijos ven, más o menos progresivamente, que sus referentes se tambalean, su seguridad afectiva se desmorona y su tranquilidad de espíritu se escapa, tanto más en casos de distanciamiento geográfico.
Además, el envejecimiento de sus padres les recuerda su propia finitud, una idea que puede causar temor.
El libro Quand mes parents vieillissent [Cuando mis padres envejezcan] plantea numerosas preguntas con el fin de ayudar al discernimiento y a la toma de decisiones, con vistas al bienestar de los padres ancianos, pero también para el de los hijos.
Decidir soluciones entre mantenerlos en casa con un servicio de ayuda personal o en una residencia para personas mayores o en un asilo con asistencia médica… dependiendo de la situación particular de cada uno. ¿Cuáles son las prioridades: la pareja, los hijos, los padres, el trabajo…? ¿Cómo conciliarlas y obtener un equilibrio sano?
El libro habla de la transformación del día a día para respetar el mandamiento divino de “honrar” a los padres hasta el final, habla de una nueva organización necesaria y del reparto de tareas entre los hermanos.
Así, los autores hacen un llamamiento a la paciencia, al respeto y a la compasión hacia nuestros mayores. Claude Beauducel subraya la convicción íntima que comparten y que sostiene su obra: “Los ancianos siguen siendo personas. Conservan su dignidad como personas, sea como sea la disminución eventual de sus facultades”.
El libro habla de perdón. ¿Cómo conseguir perdonar a nuestro padre o nuestra madre cuando hay heridas, antiguas o recientes, cuando se dan casos de favoritismos quizás más flagrantes a medida que los padres envejecen, en casos de falta de reconocimiento o de ingratitud…?
Annie y Claude Beauducel están convencidos de una cosa: todas estas inquietudes, las conmociones, las dudas, totalmente legítimas todas, pueden atenuarse e incluso desaparecer si vivimos en la oración, en la gracia de los sacramentos de la reconciliación y de la unción de enfermos, en una confianza en Dios y en un abandono entre las manos del Señor, porque Él nos ilumina, si se lo pedimos, sobre las decisiones que tomar y nos ayuda a superar estos desafíos.
El libro contradice a Chateaubriand, a De Gaulle y a nuestras coquetas abuelas: en efecto, ¡la vejez no es un naufragio! Es el cumplimiento de su vocación, el camino hacia el encuentro con el Padre, vivido con tanta más calma si es con la impronta de la solidaridad familiar y la esperanza en Dios.
Claude Beauducel continúa con la metáfora marina destacando: “No es un naufragio, más bien al contrario, es una arribada a puerto”. Depende de nosotros ayudarles a atracar apaciblemente.

Fuente: https://es.aleteia.org/2017/07/23/como-ayudar-a-nuestros-padres-ancianos/